viernes, 12 de octubre de 2012

Hoy 12 de octubre de 2012 no hay certeza que la Comisión Investigadora haya llegado a Irotatheri a investigar la denuncia de masacre a comunidad Yanomami.

INFORME SOBRE EL RECORRIDO EN LA ZONA DEL ALTO OCAMO DE LA COMISIÓN INVESTIGADORA POR DENUNCIA DE PRESUNTA MASACRE EN LA COMUNIDAD IROTATHERI MUNICIPIO ALTO ORINOCO, ESTADO AMAZONAS






HORONAMI ORGANIZACIÓN YANOMAMI








INFORME SOBRE EL RECORRIDO EN LA ZONA DEL ALTO OCAMO
DE LA COMISIÓN INVESTIGADORA POR DENUNCIA
DE PRESUNTA MASACRE EN LA COMUNIDAD IROTATHERI
MUNICIPIO ALTO ORINOCO, ESTADO AMAZONAS
















Luis Shatiwë
Secretario Ejecutivo
C.I. 17.023.596






Eliseo Silva
Representante Parima “B”
C.I. 17.023.449











Puerto Ayacucho, 18 de septiembre de 2012
El 27 de agosto de 2012, la Asociación “HORONAMI Organización Yanomami”, introdujimos ante el Defensor del Pueblo Delegado del Estado Amazonas, la Fiscal Superior del Estado Amazonas y el Comandante 52 Brigada Ejército y Guarnición Militar de Puerto Ayacucho, una solicitud de investigación con base en informaciones recibidas en Parima “B”, lugar al que se trasladaron testigos referenciales (14 yanomami del sector Momoi). Estos informantes contaron el relato de Hikarinawë y Yarushinawë, quienes fueron los que llegaron a Irotatheri y encontraron el shabono quemado y a tres sobrevivientes. Según los testimonios que recibimos, garimpeiros provenientes de Brasil habrían asesinado a un grupo indeterminado de indígenas yanomami en la comunidad Irotatheri, ubicada en las cabeceras del río Ocamo.

            A efectos de realizar la investigación judicial correspondiente, se conformó una comisión para recorrer la zona y determinar la ocurrencia o no de una masacre en Irotatheri. La comisión que participó en el recorrido estuvo conformada por:

-      Tte. Cnel. (Ej.) Romero Bolívar, comandate de la comisión.
-      Efectivos del Ejército
-      Fiscales del Ministerio Público
-      Funcionario del CICPC
-      Luis Shatiwe y Eliseo Silva, en representación de la Organización Yanomami “Horonami”
-      Varios yanomami de las comunidades Ushishi y otras, que sirvieron de guías.


ITINERARIO DE LA COMISIÓN:

Sábado 1 de septiembre de 2012
Una parte de la comisión salimos desde La Esmeralda en helicóptero directamente a Hokomawë. En ese primer grupo íbamos Luis Shatiwe y militares, sin presencia de otras instituciones.
Llegamos a Hokomawë aproximadamente a las 3:30 pm. Encontramos la comunidad vacía, pero nos quedamos ahí para pasar la noche. Hacia el final de la tarde llegaron los yanomami muy asustados. Después que se calmaron pudimos hablar con ellos. Tenían miedo. Les preguntamos si tenían conocimiento de los muertos de la comunidad de Irotatheri y nos dijeron que ellos no conocían Irotatheri, no sabían dónde queda Irotatheri. Les preguntamos si conocían de la minería, y nos manifestaron que no, pero en la propia comunidad había evidencias de contacto con garimpeiros: bateas, ropa brasilera, plásticos, mallas y otras cosas. En esa comunidad hablan Sánema.

Domingo 2 de septiembre de 2012
En la mañana llegó el resto de la comisión, donde venía Eliseo Silva, Fiscalía, CICPC y mas soldados. Luis Shatiwe fue primero que salió hacia Tokoripuweitheri con un yanomami de Ushishiwe. En el camino hacia Tokoripuweitheri vimos un campamento minero abandonado. Había tres casas abandonadas con techos plásticos, ollas y otras cosas.
En Tokoripuweitheri nos dijeron que no conocían de los mineros, no tenían conocimiento de los muertos, no sabían dónde queda Irotatheri. En esa comunidad hablan Yanomami y Sánema. Había cuatro yanomami de Ushishi y otro de Oroshi que estaban de visita. Ellos hablan yanomami y sánema, y sirvieron de traductores.
En Tokoripuweitheri vimos bombonas tiradas dentro de la comunidad, machetes nuevos, ropa de Brasil y otras cosas. A 5 minutos de la comunidad encontramos un hueco y 3 bombonas en la orilla de un cañito.
Cada vez que un yanomami quería hablar sobre los mineros los demás le decían que no hablara, que se callara, que no contara nada. Luis Shatiwë y Eliseo Silva hicimos varios intentos para hablar sobre los mineros con los Tokoripuweitheri y no quisieron decir nada en presencia de la comisión. En la noche, cuando el resto de la comisión dormía, alguien nos contó sobre los mineros. Una de sus mujeres vivió con un garimpeiro, un hermano de ella trabajaba con los garimpeiros, pero se enfermó y se fue a Onkiola, en Brasil. También nos contó que a 6 horas hay un campamento grande, donde tienen 3 perros y hay muchos mineros. Otro dijo que sí hay mineros y los obligan a dar las mujeres. Los demás le decían que no hablara, que se quedara callado.

Lunes 3 de septiembre de 2012
Salimos de Tokoripuweitheri con varios yanomami que nos guiaron hacia la comunidad Oroshi. El camino pasa cerca del río Wapufita. Por el camino los guías indicaron otro camino que llevaba a un campamento minero. El Comandante Romero Bolívar fue con varios soldados a revisar. Cuando regresaron contaron lo que vieron, un campamento minero grande, pero no vieron a ningún garimpeiro, habían huido.
Seguimos el camino y unas horas después vimos a dos garimpeiros huyendo en la selva. Los militares y los demás miembros de la comisión también los vieron. Desaparecieron en la selva. Tuvimos miedo de seguir caminando porque había mineros. Los caminos eran muy amplios, era evidente que por ahí pasaba mucha gente.
Un poco mas adelante encontramos otro campamento minero. Los militares fueron a inspeccionarlo acompañados por Eliseo Silva y un yanomami de Oroshi. No participó la fiscalía por el peligro de que ocurriera un intercambio de disparos. No vimos garimpeiros, pero encontramos bombonas vacías, basura, fogones, mesas, leña, tablas aserradas recientemente, cajas de madera, y un árbol quemado, que sirvió a los garimpeiros para señalar su ubicación para que les lanzaran provisiones desde el aire.
Esa noche dormimos en la selva.

Martes 4 de septiembre de 2012
Seguimos el camino hacia la comunidad Oroshi.
A las 2 de la tarde llegamos a Oroshi. Esa comunidad está dividida en dos y están bastante cerca una de la otra, como a 15 minutos caminando. Allí hablan Sánema. Los yanomami nos manifestaron que no conocían los mineros. Nos dijeron que no conocían la comunidad Irotatheri. En Oroshi había una batea, ropa brasilera, potes de refresco de Brasil. Una hora después de llegar a Oroshi vimos pasar una avioneta volando. Pasamos la noche en Oroshi y pudimos hablar con ellos. Volvimos a preguntar sobre Irotatheri y nos dijeron que sí la conocen, pero que queda muy lejos. También nos hablaron sobre los mineros, pero dijeron que están lejos de ahí.

Miércoles 5 de septiembre de 2012
El helicóptero nos buscó en Oroshi y fuimos a Warapahi Tiwaroopetheri. Cuando llegamos había un velorio y no nos dejaron entrar a la comunidad, fueron muy agresivos y nos dijeron que nos fuéramos. Luego de un rato se calmaron y pudimos hablar con ellos. En esa comunidad hablan Sánema y saben hablar Ye´kuana.
No tenían conocimiento sobre los muertos de Irotatheri, pero un muchacho nos dijo “ayer llegué de Irotatheri y ellos están bien”. Él sabía dónde queda Irotatheri. Le pedimos que nos guiara en el helicóptero hasta Irotatheri.
Salimos en el helicóptero con el muchacho como guía. Volamos por un buen rato. Vimos varias comunidades, pero el muchacho se confundió y nos perdimos. Durante el vuelo el muchacho reconoció la comunidad Simaraoshi, en las cabeceras del Metacuni. Simaraoshi es una comunidad grande en medio de una sabana amplia rodeada por cerros. Desde el aire vimos una pista de aterrizaje en territorio venezolano. No pudimos tomar fotos porque la memoria de la cámara estaba llena.
De la zona de Simaraoshi seguimos sobrevolando hacia la frontera, pero ya el helicóptero tenía poco combustible. Decidimos regresar a La Esmeralda y entonces vimos una comunidad donde aterrizamos. Luis Shatiwe fue adelante con Romero Bolívar y el yanomami de Warapahi Tiwaroopetheri para hablar con la gente de la comunidad. Sólo había 5 personas en la comunidad. Preguntamos quiénes eran ellos, cómo se llama la comunidad, y nos dijeron “nosotros somos Irotatheri”. El capitán nos dijo “yo soy Irotatheri”. El yanomami de Warapahi Tiwaroopetheri que nos estaba sirviendo de guía decía que Irotatheri quedaba mas hacia el norte, que este sitio estaba muy al sur. Nos dijo que no conocía esa comunidad: “Yo te dije que ayer llegué de Irotatheri, yo no conozco esta comunidad”. No conocía la comunidad ni la gente. Por esto, los miembros de la comisión quedamos con dudas respecto a si habíamos llegado al sitio que buscábamos.
También preguntamos si no se habían dividido y nos dijeron que no. Nos dijeron que no conocían minería ni tenían contacto con mineros. Esa visita fue muy corta, estuvimos unos 20 minutos solamente. No tuvimos tiempo de recorrer la comunidad casa por casa para verificar si tenían cosas provenientes de los garimpeiros.
Regresamos a La Esmeralda para cargar combustible y volvimos hacia Irotatheri con la ministra Nicia Maldonado y el viceministro Edgar Cayupare. Después de una hora Luis Shatiwe, el Cdte. Romero Bolívar y el yanomami de Warapahi Tiwaroopetheri, salimos en el helicóptero. Volvimos a sobrevolar la zona buscando otras comunidades, pero no conseguimos la comunidad que el guía de Warapahi Tiwaroopetheri decía que era Irotatheri. Finalmente se tomó la decisión de regresar a La Esmeralda.

Jueves 6 de septiembre de 2012
El helicóptero fue a Warapahi Tiwaroopetheri a buscar el resto de la comisión que había pasado la noche ahí, incluyendo a Eliseo Silva.

Escrito el 20 de septiembre 2012 en Horonami Noticias http://horonami.blogspot.com/2012/09/informe-sobre-el-recorrido-en-la-zona.html

domingo, 19 de diciembre de 2010

El boom del Coltán y el exterminio de los pueblos indígenas


El boom del Coltán y el exterminio de los pueblos indígenas

Por: Linda Manaka Infante.



En días recientes mucho se ha escrito en relación a este mineral estratégico localizado al sur de Venezuela. El coltán en Territorio Venezolano se encuentra en el estado Amazonas y la parte oeste del estado Bolívar. Allí habitan los pueblos indígenas Baniva, Piaroa, Yekuana y Jivi, la relación de estos pueblos indígenas con sus tierras y territorios tradicionales constituye, una parte fundamental de su identidad y espiritualidad y está profundamente arraigada en su cultura y en su historia. Estos pueblos indígenas también son profundamente conscientes de la relación existente entre las consecuencias ambientales de diversos tipos de desarrollo en sus tierras y las consecuencias ambientales y las posteriores repercusiones para la salud de sus pueblos. A través de su profunda comprensión de la tierra y su conexión con ella, las comunidades indígenas han administrado su entorno en forma sostenible durante generaciones. A su vez, la flora, la fauna y otros recursos disponibles en las tierras y territorios indígenas les han proporcionado sus medios de vida y han nutrido a sus comunidades.

En estas comunidades, se vive de la agricultura, la caza, la pesca, la cestería. Para cazar realizan un viaje de 7 días.  La Comunidad selecciona lo que consume, y así no destruye los recursos naturales. Las tierras son trabajadas por toda la Comunidad. Nadie es individualmente dueño de la tierra, los derechos de propiedad son colectivos.  Si la persona no pertenece a la Comunidad no puede explotar la tierra. Aquí nadie se concibe a sí mismo sin su territorio, ya que los indígenas tienen un arraigo con el territorio que va más allá de la concepción material de las cosas, partiendo de lo espiritual consideran a sus mayores con admirable veneración, de igual manera lo son sus sitios ceremoniales, lugares sagrados como la misma tierra a quien llaman MADRE.

Es al mismo tiempo, un territorio con histórica ausencia estatal, víctimas de  garimpeiros, grupos armados, hasta masacres y agentes exógenos de toda índole que frecuentemente arremeten contra ellos, uno de los principales peligros contra la existencia misma de quienes han vivido allí desde tiempos milenarios, es precisamente el pecado de vivir en territorios con recursos naturales, sobre todo del llamado “oro azul”, que sin exagerar es más valioso que el oro negro, el oro blanco y el amarillo.

En una visión intercultural de la territorialidad indígena, como  la establecida en el ordenamiento jurídico venezolano, los pueblos indígenas son propietarios de sus territorios y de los recursos naturales que en ellos se encuentren. La Seguridad Territorial indígena es una obligación reconocida por el Estado venezolano a nivel constitucional y legal. Así, el artículo 119 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV) señala lo siguiente:
 “El Estado reconocerá la existencia de los pueblos y comunidades indígenas (…) así como su hábitat y derechos originarios sobre las tierras que ancestralmente y tradicionalmente ocupan y que son necesarias para desarrollar y garantizar sus formas de vida.  Corresponderá al Ejecutivo Nacional, con la participación de los pueblos indígenas, demarcar y garantizar el derecho a la propiedad colectiva de sus tierras, las cuales serán inalienables, imprescriptibles, inembargables e intransferibles de acuerdo a lo establecido en esta Constitución y la ley”. 

Del igual modo, el Estado venezolano suscribió el Convenio Nº 169 de la OIT sobre Pueblos Indígenas, que reconoce la Autonomía territorial indígena; y promulgó la Ley de Demarcación y Garantía del Hábitat y Tierras Indígenas (LDGHTI) y la Ley Orgánica de Pueblos y comunidades Indígenas (LOPCI), que establece lineamientos procedimentales para llevar a cabo la demarcación de Tierras y Territorios indígenas en Venezuela.

Más aún, la garantía de efectiva protección de la Territorialidad indígena -establecida en el Convenio Nº 169- supone una protección real y en la práctica, y no solamente una protección legal. Por ello, la obligación primaria del Estado es la de garantizar la demarcación territorial indígena, la cual realizará el Ejecutivo, por órgano de la Comisión Nacional de Demarcación (cuya Secretaria Ejecutiva está adscrita al Ministerio del Ambiente).

Simultáneamente, como garantía de los derechos territoriales de los Pueblos Indígenas, el Estado está en la obligación de abstenerse o de impedir cualquier intervención exógena en los territorios y tierras indígenas aún no demarcadas ni tituladas. Según los Datos del Censo Indígena Oficial (INE, año 2001), existen en Venezuela 35 Pueblos Indígenas, que hacen parte de 2.054 comunidades, que hacen un total de 534.816 habitantes indígenas del país.  Hasta ahora el Gobierno Nacional sólo ha entregado a las Comunidades Indígenas 21 Títulos de propiedad colectiva sobre sus Tierras, cifra la cual representa el 1,02 % del Total de Comunidades existentes.

En consecuencia, en la práctica no se encuentra totalmente garantizada en Venezuela la Seguridad Territorial para los Pueblos Indígenas, lo cual supondría la garantía estatal de su permanencia pacífica y auto-desarrollo, en el espacio histórica y culturalmente identificado como propio.

Un mineral “estratégico” ubicado en territorio indígena, con la intervención de terceros que explotan ilegalmente el coltán, no sólo impide a los indígenas la permanencia pacífica en su territorio, sino que además genera todo tipo de problemas que afectan principalmente a estos pueblos, como son; la proliferación de enfermedades, la emergencia de nuevas figuras de poder y autoridad que chocan culturalmente con las autoridades tradicionales indígenas, reclutamiento de niños soldados, situación de semi-esclavitud para las mujeres indígenas, entre tantos otros flagelos igualmente graves.

Ante todo ello, y a pesar que el tema adquiere relevancia en los medios de comunicación en días recientes, es un problema que data desde tiempo atrás. El pueblo Baniva a través de la Asociación de Pueblos Indígenas de Venezuela APIVEN desde 2006, ha acudido ante la Comisión de Demarcación  a los fines de titular su territorio de conformidad con la ley, han transcurrido más de cuatro (04) años sin recibir respuesta alguna. También elevaron petición ante la Gobernación del estado Amazonas, a los fines de solicitar su intervención para la implementación de la demarcación y titulación prevista en la ley, y su actuación ante la presencia de grupos que explotan ilegalmente el coltán en las comunidades del Eje Carretero Norte de Puerto Ayacucho, de ello tampoco se obtuvo respuesta.
Acciones de protesta de la mano de etnias hermanas (yukpas, barís, entre otros) para exigir la efectiva demarcación y titulación  de nuestras tierras, sin embargo, insisten en tratar de invisibilizar las luchas.
Es el caso que desde el año 2009 se han realizado actividades de exploración sobre la existencia de yacimientos de coltán en el norte del estado Amazonas, específicamente en las comunidades indígenas del eje carretero Norte hasta el poblado de Puerto Nuevo, conocido como “El Burro”. No obstante, el problema llega hasta el interior del estado Amazonas, afecta principalmente al Municipio Guainía, en los afluentes del Río Guainía, sector este que está en frontera con Colombia, donde se encuentra el Municipio Guainía Colombiano, que también tiene grandes reservas de coltán, explotado ilegalmente desde hace un par de años y de reciente inicio de explotación por parte del Estado Colombiano.
A la vez se ha realizado una explotación minera ilegal de coltán a pequeña escala que ha ocasionado la contaminación de algunos afluentes de ríos y la muerte de varios hermanos indígenas a causa de la contaminación de aguas producida por la explotación ilegal.
El Ministerio de Industrias Básicas y Minería de Venezuela a finales de 2009 publicó un informe de sobre los proyectos de exploración del Coltán en el Amazonas Venezolano. En el mismo, se informaba que ya se tenía previsto crear una empresa mixta para la explotación del coltán en 176.300 Kilómetros cuadrados del estado Amazonas, comenzando las primeras concesiones por los yacimientos ubicados en las adyacencias de las comunidades Piaroa y Baniva. El propio informe del MIBAN destaca:
“Se considera que la superficie total del área a explorar es de aproximadamente 176.300 Km2. Esta superficie representa casi un quinto del territorio nacional, es decir el 19%. A los fines de sensibilizar la magnitud del área a explotar, la misma equivale aproximadamente al 73% de la superficie del estado Bolívar (240.528 Km2) o aproximadamente al 96% del estado Amazonas (184.250 Km2)[1]”.
Así mismo señaló el Presidente de la República en Enero de 2010 la implementación del Plan Oro Azul[2], que comprende la militarización de la zona a explorar hasta tanto comiencen la explotación desde entonces nuestras tierras han estado militarizadas, impidiéndonos el acceso a muchos lugares sagrados y ocasionando agresiones contra los miembros de la comunidad.
En fecha reciente, anunció el Presidente de la República en cadena nacional que la Dirección de Concesiones Mineras del Ministerio para el Poder Popular de las Industrias Básicas y Minería, ya tiene elaborada la concesión a una empresa mixta para iniciar la exploración “sustentable” de los yacimientos.
El 96% del estado Amazonas será expuesto a la exploración del mineral, cuya actividad ha ocasionado la muerte de más de 5 millones de personas en el Congo, y que el Consejo de Seguridad de la ONU en su resolución 1952[3] adoptó un conjunto de resoluciones ante la persistencia de las violaciones a los derechos humanos, incluyendo el asesinato y el desplazamiento de un número significativo de civiles, el reclutamiento y la utilización de niños soldados y la violencia sexual generalizada, destacando  que los autores deben ser llevados ante la justicia, y reiterando su condena de todas las violaciones de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario en ese país.
No es difícil colegir entonces, que el Estado Venezolano desconoce el derecho a la consulta de los pueblos indígenas por estar afectados directa e indirectamente por dicha concesión. Ha violado el  derecho a la demarcación y titulación del territorio que tradicional y ancestralmente hemos tenido porque no ha creado los mecanismos eficaces para materializar este derecho. Así como también nos impide el uso de nuestro territorio por la militarización ordenada en el marco del Plan “Oro Azul”.
Según Erica Irene Daes, Relatora Especial de las Naciones Unidas en 2002, “El deterioro gradual de las sociedades indígenas se remonta al no reconocimiento de la profunda relación que los pueblos indígenas tienen con sus tierras, sus territorios y sus recursos.”

Es por ello, que observamos con preocupación que los temas de debate en relación a la existencia de coltán en Venezuela, se circunscriban a intereses de índole económico, transferencia de tecnología, potencial energético y su ofrecimiento al mercado internacional; el asunto no es sólo de interés estratégico, se trata de los seres humanos que allí viven, los pueblos indígenas que no consideran su existencia sin su territorio y que de ninguna forma el Estado ha obtenido su consentimiento previo, libre e informado (como es su obligación de acuerdo a la ley) para avanzar cualquier plan de desarrollo. El Estado avanza en exploración y creación de empresas mixtas para explotar coltán, cuando antes de cualquier acción debe emprender un proceso amplio de consultas a los pueblos indígenas a los fines de obtener su consentimiento previo libre e informado. Se espera de un gobierno que se precie de ser socialista, dar prioridad al ser humano antes que al capital, los pueblos indígenas afectados por la explotación del coltán deben ser tema prioritario en la agenda gubernamental. Esperemos que el Gobierno Bolivariano no cometa los mismos errores que los sandinistas, que no supieron entender las razones de los miskitos.

Twitter: @LindaManaka
lindamanakainfante@gmail.com